miércoles, 21 de julio de 2010

¿Está usted trabajando demasiado?

Los ejecutivos se presionan a sí mismos y a sus equipos bajo la creencia de que eso los hará más productivos. Después de todo, el estrés es una parte intrínseca del trabajo y un elemento crucial del logro; sin una cierta cantidad de estrés, nunca lograríamos nada. Sin embargo, los peligros de un agotamiento son reales.


Estudios citados por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de los EE.UU. indican que cerca de 40% de todos los trabajadores se siente actualmente sobrecargado de trabajo, presionado y exprimido hasta el punto de la ansiedad, la depresión y la enfermedad.

Y
el problema está empeorando, debido a la intensificación de la competencia, a los rápidos cambios en los mercados y al interminable caudal de noticias terribles acerca de desastres naturales, terrorismo y el estado de la economía.

El
costo para los empleadores es apabullante: las primas de los seguros médicos corporativos en los EE.UU. aumentaron 11,2% en el 2004, cuatro veces la tasa de inflación, de acuerdo con estudios de Henry J. Kaiser Family Foundation.

Entonces, la pregunta es: ¿cuándo es útil el estrés y cuándo es dañino? Para averiguarlo, la editora senior de HBR Bronwyn Fryer conversó con el doctor Herbert Benson, fundador del Mind/Body Medical Institute en Chestnut Hill, Massachusetts. Es especialmente conocido por su bestseller de 1975 The Relaxation Response. Fue el primero en describir una técnica para develar la compleja danza fisiológica entre el estrés y la relajación, así como los beneficios para los ejecutivos de prácticas de meditación.

Benson y Proctor descubrieron que los ejecutivos pueden aprender a utilizar el estrés productivamente, aplicando el “principio de liberación”: una paradójica dinámica activa-pasiva.
Todos sabemos que el estrés no manejado puede ser destructivo, pero, ¿existe también una cara positiva del estrés? Sí, pero primero definamos lo que es el estrés. Es una respuesta fisiológica a cualquier cambio, ya sea bueno o malo, que pone en alerta la respuesta adaptativa de lucha o huida en el cerebro y en el cuerpo.

El estrés positivo, también llamado eustrés, nos da energía y nos motiva a esforzarnos y producir. Encontramos el eustrés en los atletas de elite, en los artistas creativos y en todo tipo de personas de alto logro. Cualquiera que haya cerrado un negocio importante o recibido una buena evaluación de desempeño, por ejemplo, disfruta de los beneficios del eustrés, tales como el razonamiento claro, la concentración y la inspiración creativa.

Sin embargo, cuando la mayoría de las personas habla de estrés se refiere al negativo. En el trabajo, esos agentes suelen ser las acciones percibidas de clientes, jefes, colegas y empleados, combinadas con plazos exigentes.

En el Mind/Body Medical Institute también encontramos el caso de ejecutivos que se preocupan incesantemente de cosas como el cumplimiento de la Ley Sarbanes-Oxley, el impacto de China sobre los mercados de sus empresas, el estado de la economía o el suministro mundial de petróleo.

Arrastre desde el hogar
Adicionalmente, las personas llevan a su trabajo el estrés causado por problemas familiares, impuestos y embotellamientos de tránsito, así como las ansiedades que surgen de una continua dieta de malas noticias que nos afectan y nos hacen sentir indefensos: huracanes, problemas políticos, secuestros de niños, guerras, ataques terroristas, destrucción del medio ambiente, etcétera. Muchas empresas ofrecen diversos tipos de programas para reducir el estrés, desde clases de yoga y masajes en la oficina hasta sofisticados gimnasios y talleres.

¿Por qué no dan resultado? Es crucial que las empresas hagan algo para combatir los rampantes efectos negativos del estrés en el lugar de trabajo, si quieren competir eficazmente. Pero muchas veces los tipos de programas que instituyen son meros parches.

El área de Recursos Humanos podría traer a un especialista una o dos veces al año para dictar una charla u organizar sesiones de taichi e instar a todos los empleados para que asistan, pero sólo llegarán unos pocos, porque la mayoría sentirá que si apenas puede encontrar el tiempo para almorzar, mucho menos puede permitirse destinar una hora a hacer algo que percibe como no relacionado con el trabajo y, por si fuera poco, relajante. A menos que los líderes y la cultura de la empresa fomenten explícitamente la participación, los empleados seguirán sintiéndose culpables o temerosos de ser vistos como holgazanes si asisten.

Este estado de cosas resulta inexcusable cuando se observan los miles de millones de dólares que se pierden a causa del ausentismo, la rotación, la discapacidad, los costos de seguros, los accidentes laborales, la violencia, la compensación de empleados y los pleitos judiciales, además del costo de reemplazar a empleados valiosos que se han perdido a manos de problemas relacionados con el estrés.

Afortunadamente, cada uno de nosotros tiene la clave para manejar el estrés, y los líderes que aprenden a hacer esto y que ayudan a sus empleados a hacer lo mismo pueden beneficiarse de una enorme productividad y potencial, al tiempo que mitigan esos costos. ¿Qué ciencia hay detrás de su investigación más reciente, y qué revela?

Primero, permítame decir que en el Mind/Body Medical Institute no hemos descubierto nada nuevo. El filósofo norteamericano William James identificó el principio de liberación en su libro Las variedades de la experiencia religiosa, en 1902.

Lo que nosotros nos propusimos fue explorar la ciencia detrás del fenómeno identificado por James. Durante los últimos treinta y cinco años, nuestros equipos han reunido información sobre miles de temas, desde estudios de población, mediciones fisiológicas, imágenes cerebrales, biología molecular, bioquímica y otros enfoques, hasta registros de las reacciones corporales al estrés. A partir de estos datos identificamos la respuesta de relajación y pudimos apreciar cuán poderosa era.

Es un estado físico de profundo descanso que contrarresta los efectos nocivos de la respuesta de lucha o huida, como el aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial y la tensión muscular. Neurológicamente, lo que ocurre es lo siguiente: cuando encontramos un agente de estrés en el trabajo un empleado difícil, una negociación complicada, un plazo estrecho, o algo peor podemos enfrentarlo por algún tiempo antes que asomen los efectos negativos.

Pero si nos exponemos por períodos excesivamente largos a la respuesta de lucha o huida, la presión sobre nosotros será demasiado grande, y nuestro sistema se verá inundado de las hormonas epinefrina, norepinefrina y cortisol. Éstas causan que la presión sanguínea aumente y que se aceleren el ritmo cardíaco y la actividad cerebral, efectos que son muy perjudiciales a lo largo del tiempo.

Sin embargo, nuestros últimos hallazgos indican que al olvidar completamente un problema mediante la aplicación de ciertos mecanismos, el cerebro se reorganiza de tal manera que los hemisferios se comunican mejor. Entonces el cerebro está mejor preparado para resolver el problema.

La mejor manera de entender este mecanismo es retroceder cerca de cien años hasta el trabajo de dos investigadores de Harvard, Robert Yerkes y John Dodson, quienes en 1908 demostraron que la eficiencia aumenta cuando el estrés aumenta, pero sólo hasta cierto punto; pasado ese nivel, el desempeño cae drásticamente.

Nosotros descubrimos que si se lleva el nivel de estrés hasta el punto máximo de la curva, y luego se le hace caer mediante una actividad tranquilizante y rejuvenecedora, los sujetos pueden evocar la respuesta de relajación, que efectivamente contrarresta los efectos nocivos de las hormonas de estrés. Estudios moleculares han demostrado que la respuesta tranquilizadora libera pequeñas “bocanadas” de óxido nítrico, que han sido vinculadas a la producción de neurotransmisores tales como las endorfinas y la dopamina.

Estos
químicos potencian la sensación general de bienestar. A medida que el cerebro se tranquiliza, otro fenómeno que llamamos “conmoción calma” o un aumento enfocado de actividad tiene lugar en las áreas del cerebro asociadas con la atención, los conceptos espaciotemporales y la toma de decisiones.

Al despertar la respuesta de relajación, los individuos experimentan una repentina percepción creativa, durante la cual la solución al problema se vuelve evidente. Éste es un fenómeno momentáneo. A partir de ese instante, los sujetos entran en un estado sostenido de mejor desempeño, al que llamamos estado de “nueva normalidad”, ya que el efecto de revelación puede ser recordado indefinidamente.

Un fenómeno intrigante
Llevar el cerebro a su cima de actividad, para luego transportarlo súbitamente a un estado pasivo de relajación hace posible estimular un desempeño neurológico mucho más alto del que se obtendría de otro modo. Con el tiempo, los sujetos que aprenden a hacer esto de forma natural se desempeñan a niveles consistentemente más altos.

¿Y qué es realmente lo que debe hacer un ejecutivo para recurrir al principio de liberación? Una secuencia de liberación ocurre en cuatro pasos:

1. Luchar poderosamente con algún problema complejo. Para una persona de negocios, esto podría ser el análisis concentrado de un problema o la recolección de datos; también podría ser algo tan simple como pensar detenidamente acerca de una situación estresante en el trabajo, ya sea un empleado difícil, un dilema de desempeño o una dificultad presupuestaria.
La clave está en dedicar una cantidad importante de esfuerzo preliminar al problema. Básicamente lo que se busca es sumergirse en el problema para llegar al punto más alto de la curva de Yerkes-Dodson. Uno sabe que ha alcanzado ese punto de la curva cuando deja de sentirse productivo y comienza a sentirse estresado.

Quizás experimente sensaciones desagradables como ansiedad, miedo, ira o aburrimiento, o tenga la sensación de estar postergando las cosas. Incluso podría padecer síntomas físicos, tales como dolores de cabeza, nudos en el estómago o transpiración en las manos. En este punto, es tiempo de pasar a la fase siguiente.

2. Tomar distancia del problema y hacer algo completamente diferente que produzca la respuesta de relajación. Existen muchas maneras de hacer esto. Un ejercicio de relajación de diez minutos, en el cual se tranquiliza la mente y se concentra en la exhalación para alejar los pensamientos que la ocupaban, funciona extremadamente bien.

Algunas personas salen a correr o acarician algún animal; otras contemplan sus pinturas favoritas. Algunas se relajan en un sauna o toman una ducha caliente; otras “consultan con la almohada” tomando una siesta o procurando una buena noche de sueño. Otras incluso salen a comer con amigos o escuchan música que las tranquilice.

Un ejecutivo que conozco se relaja bordando. Todas estas actividades inducen la reorganización mental que es la base para nuevas percepciones, soluciones y creatividad. La clave es dejar de analizar, entregar el control y desprenderse totalmente de los pensamientos que generan estrés. Al permitir que su cerebro se calme, su cuerpo libera las bocanadas de óxido nítrico que le hacen sentirse mejor y volverse más productivo.

3. Lograr una percepción repentina es la verdadera liberación. Los momentos de liberación a menudo son descriptos también como estados de “fluidez” o como “estar en la zona”. En todos los casos, de atletas y ejecutivos, una liberación se experimenta como una sensación de bienestar y relajación que trae consigo una percepción inesperada o un mayor nivel de desempeño, todo lo cual es resultado de un sencillo mecanismo biológico al que podemos recurrir a voluntad.

4. Retornar al estado de nueva normalidad, en el cual la sensación de autoconfianza se mantiene. La ejecutiva que reorganizó su presentación, por ejemplo, fue a trabajar al día siguiente con la certeza de que todo saldría bien. La reunión efectivamente fue un éxito.

Experiencias
Puedo decir que cuando se comparan grupos de personas que han sido entrenadas para evocar la respuesta de relajación con grupos que no han tenido ese entrenamiento, los primeros experimentan liberaciones con mucha mayor frecuencia. Cerca de 25% de las personas entrenadas en este proceso, y a veces muchas más, pueden alcanzar confiablemente la etapa de liberación.

¿Pueden los equipos o grupos hacer esto en conjunto, o alimentarse de alguna manera unos a otros? Ciertamente.

Los beneficios de regular la relación mente/cuerpo no se limitan en modo alguno a los individuos. Quienes se vuelven hábiles en estas técnicas también pueden tener un efecto exponencial sobre los grupos o equipos; pueden trabajar juntos para resolver problemas organizacionales, como parte de lo que podríamos llamar una orquesta de la mente y el cuerpo. Permítame darle un ejemplo de cómo funciona esto: hace algunos años, tres ejecutivos de una empresa de software con los que habíamos trabajado pasaron dos días tratando de convencer a inversionistas de riesgo en Singapur para que financiaran varios proyectos relacionados con una nueva tecnología de cifrado. Los tres habían reflexionado ampliamente sobre los problemas relacionados con el cifrado, tanto en sus oficinas en los EE.UU. como en los preparativos para su presentación en Singapur.

Esto generó considerables niveles de hormonas de estrés. Cuando las reuniones llegaron a su fin, los ejecutivos tomaron un taxi hacia el aeropuerto. Era un largo trayecto, y los tres sintieron que finalmente podían bajar la guardia y relajarse. Aunque ninguno de ellos lo tenía planeado, el ambiente del taxi produjo la pausa necesaria para abandonar sus emociones y patrones de pensamiento anteriores.

La sensación de alivio, la culminación de días de considerable estrés, el sentimiento de camaradería y el efecto sedante de la marcha del taxi claramente activaron la respuesta de relajación. Eso los puso en una posición neurológica que les permitió enfocarse y pensar con claridad en la tecnología de cifrado. El inventor de la tecnología era el pensador más creativo de los tres, quien mejor podía integrar las funciones de ambos lados del cerebro. Lanzó una idea que se le acababa de ocurrir para un producto revolucionario.

Los otros, que tenían un estilo de pensamiento más práctico y lineal, se entusiasmaron y reaccionaron con toda clase de preguntas e ideas para comercializarlo y venderlo. Cuando el taxi llegó a destino, el trío había diseñado un producto de cifrado completamente nuevo, sin tomar una sola nota mientras la idea final se formaba en sus mentes. Presentaron una patente provisional tres semanas después, y una solicitud de patente definitiva un año más tarde.

Actualmente venden una versión del producto como parte de una empresa multimillonaria. Relajarse después de un largo viaje es una cosa, pero si usted fuera un ejecutivo enfrentado a un equipo de proyecto en una sala de reuniones, ¿qué podría hacer para evocar un momento de liberación?

En primer lugar, trazaría una imagen particularmente difícil de un proyecto. Pediría a todos que llegaran a la reunión habiendo pensado seriamente acerca de sus tareas específicas y de cómo esas tareas afectan a las demás partes del proyecto. Abriría la discusión diciendo algo acerca de que estamos todos tratando de lograr. Luego le diría al grupo que debemos cambiar nuestra forma de pensar para generar una idea revolucionaria, y que podemos hacer eso evocando la respuesta de relajación.

Ejercicio de ayuda
Cuando trabajo con grupos de personas, les pido que cierren los ojos y que relajen todos sus músculos, comenzando por los pies y ascendiendo progresivamente por las piernas hacia el torso y finalmente hacia los hombros, el cuello y la cabeza. Luego les pido que se concentren en respirar lentamente. Cada vez que exhalen deben repetir mentalmente alguna palabra o frase que sea personalmente significativa, como “calma” o “paz”. Si son personas religiosas, pueden repetir algo como la primera línea del Salmo 23. Les indico que no se preocupen de lo que están haciendo ni de los pensamientos que llegan a sus mentes; sólo deben decirse internamente “ah, bueno” y volver a la repetición.

Este proceso se prolonga entre ocho y diez minutos. Una vez que terminan, permanecen en silencio con los ojos cerrados por cerca de un minuto, y por un instante más con los ojos abiertos. Luego de este ejercicio, el grupo puede comenzar a enfocarse en la tarea. Es muy probable que más de una solución acertada surja del equipo. Es difícil imaginar a un líder haciendo eso. Suena demasiado “blando”.

En realidad, no tiene nada de blando. Es cuestión de aprender a cambiar nuestra biología interna a voluntad, de manera de aumentar nuestra producción de óxido nítrico y de los neurotransmisores asociados al bienestar y a la mayor creatividad. Si lo pensamos, la mayoría de las personas experimenta instantes de revelación en algún momento. Los ejecutivos sin duda pueden recordar ocasiones en las que han tenido un momento “¡ajá!” en el gimnasio, en el campo de golf o en la ducha. Todo lo que digo es que es posible aprovechar esta inapreciable herramienta biológica cuando lo queramos o necesitemos. A veces hace falta una enfermedad seria causada o agravada por el estrés para que las personas tengan un momento “¡ajá!”.

En última instancia, los líderes sólo necesitan mirar el alto costo que tiene el estrés sobre sus negocios para entender por qué esto es tan importante. Están siendo perjudicados porque no se han preocupado adecuadamente de enseñar a sus empleados un enfoque simple, que puede no sólo ahorrar a sus empresas enormes costos, sino también liberar la productividad y la creatividad de sus trabajadores.

Estoy seguro de que las empresas que apliquen estos principios podrán maximizar las capacidades cerebrales de su organización.

HERBERT BENSON © 2006 HARVARD BUSINESS REVIEW

domingo, 18 de julio de 2010

Origen Dia del Amigo

A pesar de que la celebración como tal nació en Argentina, un precedente importante surgió en Paraguay, en 1958, de la mano del doctor Ramón Artemio Bracho. Este evento denominado “Cruzada Mundial de la Amistad” consistió en una campaña a favor de la Amistad y la Paz realizada el 30 de julio. Día en el que se fijó en este país y en algunos más de sus alrededores el Día de la Amistad.

Fue de la mano de Enrique Ernesto Febbraro, un argentino profesor de filosofía, psicología e historia además de odontólogo y músico, que fue fundado el “Día del Amigo” que ahora celebramos el día 20 de julio y quien le otorgó un carácter más internacional del que la “Cruzada Mundial de la Amistad” paraguaya tenía.

La fecha que eligió para conmemorar a la amistad no fue fortuita, sino que la hizo coincidir con el día de 1969 que el primer hombre se paseó por la luna. Fue poco después de este hecho cuando Febbraro envió un millar de cartas a diferentes lugares del globo de las que recibió 700 contestaciones reforzando así el carácter mundial de esta celebración que no pretende subrayar las diferencias culturales de las personas sino más bien unirnos a todos a través de un concepto común: la Amistad.

Más tarde esta jornada sería oficializada primero en Buenos Aires, después en toda Argentina y más tarde en muchos países del continente. A lo largo de los años se irían sumando países de otros continentes para así lograr el objetivo que este día se proponía. Durante este tiempo Enrique Ernesto Febbraro optó al premio Nobel de la Paz en varias ocasiones.

Desde entonces se ha celebrado esta fecha de muy diferentes maneras según la región, con una simple felicitación o con un detalle. Pero también se pueden encontrar diferentes curiosidades sobre este día. Por ejemplo, en algunas regiones tienen lugar juegos como el Amigo Invisible o las Gymkhanas.

FRASES INOLVIDABLES DEL GRAN INODORO PEREYRA

"Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados. Porque si los abro, elijo a otra".

- Dígame don Inodoro ¿usté está con la Eulogia por alguna promesa?
- Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota.

- Vago no soy, quizá algo tímido para el esjuerzo.

- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas.

- ¿Y usted cómo se gana la vida? - ¿Ganar? ¡De casualidá estoy sacando un empate!

- ¿No andará mal de la vista, don Inodoro? - Puede ser. Hace como tres meses que no veo un peso.


- ¿Por qué esta agresión gratuita? - ¡Si quiere se la cobro!

- El pingüino es monógamo. ¿Y por qué cree que le dicen Pájaro Bobo?

- Con la verdá no ofendo ni temo. Con la mentira zafo y sobrevivo, Mendieta.

- La historia lo juzgará. Pero tiene el mejor de los abogados: el olvido.

- Eso de "hasta que la muerte los separe" es una incitación al asesinato.

Acepto que la Eulogia es fulera, pero es de las que demuestran la beyeza por el absurdo.

- Usté no está gorda, Eulogia. Es un bastión contra la anorexia apátrida.

- ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos? Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.

- Pereyra, míreme a la cara. -¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?

- La Eulogia es, lejos, la mejor prienda que conocí en mi vida. Bien lejos... 20, 30 kilómetros. De cerca es así, jodida...

- La Eulogia es una santa. No como mi cuñada que sufre el Síndrome de la Abeja Reina. Se cree una reina y es un bicho.


- A veces la picardía crioya es sólo desesperación, Mendieta.

- Ahura hay fertilización asistida. Vea el caso de la señora del viejo Aredes. Quedó embarazada. En el pueblo se comenta que al viejo lo ayudaron.

- ¡Mire esta vaca, Serafín! Musa inspiradora de miles de composiciones escolares... ¡Y ahora es acusada de traficante de colesterol por el naturismo apátrida! Nos da su leche, su carne, su cuero. ¡Lo quiero ver a usté haciéndose una campera de zapayitos!


- La muerte nivela a güenos y malos, don Inodoro. Lo malo es que nivela pa' bajo.

- No tenemos que copiar las cosas malas de ajuera, Lloriqueo. ¡Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas!

- Estuvo divertido el pesebre viviente este año, Mendieta.- Bien la vaca. Algo sobreactuado el burro.


- Soy crítico meteorológico, señor. La tormenta de anoche. "Floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida, escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta en escena de Tata Dios. Una típica propuesta de verano, liviana, pasatista, para un público poco exigente".

- ¡No me diga que va a barrer, Pereyra! ¡La última tarea doméstica que hizo jué doblar una serviyeta!

- Yo no quiero ser irrespetuoso, Eulogia, pero lo que ha hecho Tata Dios con usté es abuso de autoridá.